Costa da morte.
Lugar mítico de nuestra Galicia,
hermoso y bravo, ventoso y manso.
Entre tus rocas reposan restos de naufragios,
en tus brisas vuelan los fantasmas de quienes allí murieron,
en el fondo descansan los cuerpos de los nunca recuperados.
Costa da morte.
De siniestro nombre y sin embargo de querido y atractivo.
Tu eres la cara al mar de nuestra tierra,
curtida por la sal, quemada por el sol, cuarteada por el viento.
Sin ti Galicia no sería la que es,
tus gentes marinera, tus lonjas y las redes son el símbolo y la fuerzas
que hace de esta tierra algo especial y único.
Costa da morte.
Son tus espumas revueltas, tus olas indomables, tus peces,
el pan que cada día llega a las mesas marineras.
Hombres luchadores y mujeres fuertes son la estirpe que contigo conviven.
Y los viejos lobos de mar que con morriña y lágrimas añoran aquellos lejanos tiempos de incertidumbre, de frío y lucha pero que según ellos, mejores que los de hoy.
Costa da morte.
Cuanto te añoro, cuanto te extraño, cuanto te quiero.
Aunque hoy te tenga lejos te siento aquí a mi lado.
Escucho el silbido del viento, siento la sal en los labios, huelo a marisco y pescado.
Quizás algún día te vuelva a navegar. Y aunque sea por placer me sentiré marinero otra vez.
Mojaré mis manos con tus aguas heladas, miraré al cielo para descubrir las nubes, y dejaré sobre cubierta la última lágrima de este antiguo marinero olvidado ya por ti.
ROBERTO GONZALEZ
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