¿QUE NOS DEJO TRAS DE SI LA GRAN EMIGRACION GALLEGA?

En cada una de las familias gallegas se guardan recuerdos de familiares que por pura necesidad un buen día debieron dejarlo todo y emprender el siempre trágico camino de la emigración.

Pero esa emigración no siempre fue para sitios lejanos y de difícil regreso, también la hubo de cercanías, principalmente a las grandes capitales españolas, Madrid, Barcelona, San Sebastián, Valencia, y también a otros lugares que sin ser tan grandes vieron la llegada de paisanos nuestros para afincarse y “buscarse la vida”, como se suele decir.

Amor en el monte

Pero, ¿alguna vez nos pusimos a pensar en todo lo que esas gentes dejaron tras de sí? Y no hablo de los sentimientos personales sino de las consecuencias que para nuestra tierra supuso esa sangría a corto o largo plazo, seguramente por ya estar metidos en situación nos sea difícil el ver o calcular tales consecuencias. Hagamos entonces una pequeña reflexión y pensemos en ello.

Quizás la principal y mas notoria de las situaciones fue la de la infinidad de familias rotas que nunca mas volverían ser lo que fueran. Dentro de esta situación también podemos hacer una segunda las consecuencias de la lejanía y la incomunicación que llevaría con el tiempo a conflictos entre hermanos por tierras y herencias de escaso valor material pero con demasiado valor afectivo.

Y a través de eso se llegó a una situación de enemistad entre hermanos que lejos solucionarse acabó en pleitos y desplantes, siempre con el propósito de no dejar que el “otro” se saliera con la suya.

Casa antigua de Santoalla 2

La creencia de que todos los que emigraban se hacían ricos era una verdad a gritos que los que acá se quedaron quisieron creer y los que se fueron trataron de fomentar.

Otra de las consecuencias a largo plazo fue la de la despoblación de las aldeas y pueblos, eso nos hace pensar en que cada vez fueron mas los emigrantes y muchos menos los que volvían y al ir muriendo los ancianos por lógica esa debía ser, y fue, la consecuencia de que las agrupaciones de población rural que perduraban desde muchos siglos atrás quedaran en muchos casos abandonadas.

Particularmente pienso que la peor de todas fue la del olvido, situación que con el paso de los años se acentuaba y que acabarías con que las nuevas generaciones no mantuviesen el contacto con sus raíces gallegas y que esa unión tan de nuestro pueblo acabara siendo una mera historia contada por los abuelos en sus momentos de “morriña”.

Seguramente hay muchas mas consecuencias que podríamos encontrar, pero creo que las anteriormente citadas nos dan una perspectiva clara de lo que la emigración gallega dejó tras de si.

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